La comarca de l´Alt Empordà ha sido tradicionalmente una importante vía de comercio y comunicación con Europa, pero también su situación fronteriza ha sembrado su historia con constantes amenazas de invasiones y guerras. Un rico pasado que todavía puede recorrerse desde sus inicios, pues en su geografía se alternan entre otros legados históricos, más de un centenar de dólmenes y menhires, los yacimientos grecorromanos de Ampúries y Roses, y numerosas iglesias románicas y góticas.
El acceso al Camino Natural del río Manol se realiza desde la población de Figueres, en dirección Rosas o Cadaqués, por la carretera C-68, girando en la glorieta de Vilatenim por el desvío hacia la derecha. Después de cruzar el cauce del río Manol y una vez alcanzada una carretera secundaria en dirección sur, la ruta continúa por un camino de tierra con una pared de ladrillo que sale a la izquierda.
Siguiendo en paralelo a la vía, pronto se localizan las instalaciones de un circo a tres pistas, al tiempo que el firme de la calzada pasa a estar asfaltado. Inmediatamente después, a la izquierda aparece el camino marcado con bolardos sobre la vía, para impedir el tráfico de vehículos motorizados.
Desde este punto empieza un vallado de madera que marca el Camino en algunos tramos. Unos metros más adelante, y siguiendo siempre por la margen derecha del río, hay un cruce donde se halla un cartel interpretativo del Camino Natural, donde se describen las características del paisaje, la fauna y flora de la ribera del río Manol, junto con un plano que muestra el trazado completo del recorrido. Siguiendo por la izquierda, la ruta pasa por debajo de uno de los puentes de la antigua carretera, en cuyos arcos hay presas y seguros para la práctica de escalada. Un poco más adelante se pasa por debajo de otro puente, esta vez el de la nueva carretera C-68, punto donde habrá que prestar atención y, dejando un camino a la derecha, continuar de frente por donde indica la señalización amarilla.
De nuevo a la izquierda, el vallado de madera custodia el Camino que separa el trazado del cauce del río. Se puede descansar en uno de los bancos aquí situados, antes de llegar al próximo cruce, donde se debe seguir por la derecha, según la señalización.
El Camino discurre ahora paralelo a la carretera, con el vallado interrumpido por un antiguo quitamiedos. Pronto, aparece un camino a la izquierda que viene desde el río. En este punto es necesario continuar de frente hasta el cercano cruce, desde donde se dirige hacia Vilanova de la Muga.
Si el tiempo lo permite se puede escoger el camino a Vila-Sacra donde se puede visitar la iglesia románica de Sant Esteve, construida entre los siglos XII y XIII. En la banda oeste de la iglesia se encuentran los restos del antiguo castillo conocido con el nombre de la Casa de l’Abat, donde se aprecia la transición del románico al gótico, edificado entre los siglos XIII y XVI. Al contrario que la iglesia parroquial, su estado de conservación no es muy bueno ya que durante la Guerra de la Independencia Española, quedó muy dañado al ser ocupado por las tropas francesas.
El recorrido continúa por un entorno menos modificado por el hombre, apareciendo elementos típicos del paisaje de ribera donde dominan los carrizos (Phragmites australis) y otras especies de zonas húmedas. Entre la vegetación arbórea son característicos los chopos (Populus sp.), olmos (Ulmus sp.), fresnos (Fraxinus sp.) y sauces (Salix sp.), cuya presencia denota la abundancia de agua en estos suelos.
Pronto se encuentra una zona de descanso, acondicionada con bancos y papeleras, tras la que se deja una pista a la derecha, separándose desde este punto el Camino del trazado de la carretera, bifurcándose brevemente, pero volviendo a unirse junto a un acceso al río.
Se llega así, entre barreras naturales de carrizo, al último cruce que conduce a la derecha hasta la carretera. Avanzando por la izquierda, de nuevo en dirección Vilanova de la Muga, se alcanza el tramo final de este itinerario que finaliza 200 metros más adelante.
El régimen hídrico del río Manol está fuertemente influido por las diferencias estacionales, caracterizándose por prolongadas sequías en verano y numerosas crecidas durante la época de lluvias que se originan por los abundantes aportes que el cauce recibe desde las múltiples rieras y torrentes adyacentes, como las de l'Àlguema, el Rissec o el Torrente d'En Serra.
Popularmente, estas crecidas se conocen con el apelativo cariñoso de “Manoladas” y, en ocasiones, pueden causar daños en las infraestructuras y cultivos de las márgenes.